viernes, 1 de noviembre de 2013

Antonio Meucci (Navarro Cifuentes Sebastian)


Antonio Santi Giuseppe Meucci (Nacido en Florencia el 13 de abril de 1808 y falleció en Nueva York el 18 de octubre de 1889) fue el inventor original del teléfono, que en su momento llamo teletrófono. Había creado un teléfono neumático, el cual fue el modelo anterior al teletrófono  y que luego perfeccionó en el teatro Tacón de La Habana. Creó un nuevo sistema de galvanizado, un sistema de filtros para la depuración del agua e introdujo el uso de la parafina en la fabricación de velas.  En Italia si se le considera como el creador original del teléfono.






Él estudió ingeniería química e ingeniería industrial en la Academia de Bellas Artes de Florencia.
Fue encarcelado un tiempo por participar en el movimiento de liberación italiano relacionado con él. Se casó el 7 de agosto de 1834 con Ester Mochi. Después fue acusado de participar en una conspiración del Movimiento de Unificación Italiana y de nuevo fue encarcelado otros tres meses.
En octubre de 1835 Antonio y su esposa dejaron Florencia para jamás regresar. Llegaron a América, primero deteniéndose en Cuba, donde este aceptó un trabajo en el Gran Teatro de Tacón en La Habana. En 1850, él y su esposa emigraron a los Estados Unidos, y llegaron a Clifton donde Meucci vivió el resto de su vida.
Por el año 1854, Meucci construyó un teléfono para conectar su oficina con su dormitorio ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo de su esposa. Desgraciadamente nunca contó con el dinero para patentar el teléfono por lo cual al presentarlo a una empresa no tuvo éxito y nunca se le regresaron los materiales.
Se dice que estos materiales cayeron en manos de Alexander Graham Bell quien los utilizó para crear su versión del teléfono, que al final presentó como propio.  

En 1860 Meucci presentó su invento. En una demostración pública, la voz de un cantante se reprodujo a una considerable distancia. La prensa italiana de Nueva York publicó una descripción del invento pero nunca se materializaron ninguna de las ofertas que surgieron tras la demostración.
Meucci, se vio obligado a vender los derechos de sus otros inventos para apenas poder pagar la patente del teléfono. Un accidente del que sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio a un prestamista.
Meucci trabajó intensamente en la reconstrucción de su mayor invento, consciente de que alguien le pudiera robar la patente, pero fue incapaz de reunir los 250$ que costaba la patente definitiva, así que tuvo que conformarse con un trámite de documentación que registró el 28 de diciembre de 1871 y que solo pudo renovarse en 1872 y 1873.
Meucci se empeñó en demostrar una vez más el potencial de su invento pero nunca le dieron el tiempo necesario para presentarlo.
En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que realmente no describía el teléfono pero lo refirió como tal. Cuando Meucci se enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los Estados Unidos en Washington, algo que nunca pasó. En el proceso legal de 1886 tuvo que lidiar incluso contra sus propios abogados, presionados por el poderoso Bell. Pero Meucci pudo demostrarle al juez la autoría del invento registrado. A pesar de la declaración pública del Secretario de Estado: “existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del teléfono", el gobierno de los Estados Unidos inició acciones legales por fraude contra la patente de Bell y el proceso fue embarrancado en el arenal de los recursos por sus abogados, hasta cerrarse con la muerte de Meucci en 1896.
El 11 de junio de 2002, el Boletín Oficial de la Cámara de Representantes de los EE.UU. publica la Resolución Nº269 por la que se honra la vida y el trabajo de inventor italoestadounidense. En la misma se reconoce que fue más bien Meucci antes que Graham Bell quien fue el inventor del teléfono.


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