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Él
estudió ingeniería química e ingeniería industrial en la Academia de Bellas
Artes de Florencia.
Fue encarcelado un tiempo por participar en el movimiento de
liberación italiano relacionado con él. Se casó el 7 de agosto de 1834 con
Ester Mochi. Después fue acusado de participar en una conspiración del
Movimiento de Unificación Italiana y de nuevo fue encarcelado otros tres meses.
En octubre de 1835 Antonio y su esposa dejaron Florencia
para jamás regresar. Llegaron a América, primero deteniéndose en Cuba, donde este
aceptó un trabajo en el Gran Teatro de Tacón en La Habana. En 1850, él y su
esposa emigraron a los Estados Unidos, y llegaron a Clifton donde Meucci vivió
el resto de su vida.
Por el año 1854, Meucci construyó un teléfono para conectar
su oficina con su dormitorio ubicado en el segundo piso, debido al reumatismo
de su esposa. Desgraciadamente nunca contó con el dinero para patentar el teléfono
por lo cual al presentarlo a una empresa no tuvo éxito y nunca se le regresaron
los materiales.
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En 1860 Meucci presentó su invento. En una
demostración pública, la voz de un cantante se reprodujo a una considerable
distancia. La prensa italiana de Nueva York publicó una descripción del invento
pero nunca se materializaron ninguna de las ofertas que surgieron tras la
demostración.
Meucci, se vio obligado a vender los derechos de sus otros
inventos para apenas poder pagar la patente del teléfono. Un accidente del que
sale con severas quemaduras, obliga a su esposa a vender los trabajos de Antonio
a un prestamista.
Meucci trabajó intensamente en la reconstrucción de su mayor
invento, consciente de que alguien le pudiera robar la patente, pero fue incapaz
de reunir los 250$ que costaba la patente definitiva, así que tuvo que
conformarse con un trámite de documentación que registró el 28 de diciembre de
1871 y que solo pudo renovarse en 1872 y 1873.
Meucci se empeñó en demostrar una vez más el potencial de su
invento pero nunca le dieron el tiempo necesario para presentarlo.
En 1876, Alexander Graham Bell registró una patente que
realmente no describía el teléfono pero lo refirió como tal. Cuando Meucci se
enteró, pidió a su abogado que reclamara ante la oficina de patentes de los
Estados Unidos en Washington, algo que nunca pasó. En el proceso legal de 1886
tuvo que lidiar incluso contra sus propios abogados, presionados por el
poderoso Bell. Pero Meucci pudo demostrarle al juez la autoría del invento
registrado. A pesar de la declaración pública del Secretario de Estado:
“existen suficientes pruebas para dar prioridad a Meucci en la invención del
teléfono", el gobierno de los Estados Unidos inició acciones legales por
fraude contra la patente de Bell y el proceso fue embarrancado en el arenal de
los recursos por sus abogados, hasta cerrarse con la muerte de Meucci en 1896.
El 11 de junio de 2002, el Boletín Oficial de la Cámara de
Representantes de los EE.UU. publica la Resolución Nº269 por la que se honra la
vida y el trabajo de inventor italoestadounidense. En la misma se reconoce que
fue más bien Meucci antes que Graham Bell quien fue el inventor del teléfono.
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